jueves, 15 de noviembre de 2012

La paradoja wittgensteiniana

Leo a Wittgenstein su páragrafo 201:
nuestra paradoja era ésta: ningún curso de acción podía estar determinado por una regla, porque todo curso de acción puede hacerse concordar con la regla.
y a propósito luego leo a Saul A.Kripke, A propósito de Reglas y Lenguaje Privado:
muchos puntos de contacto entre las discusiones de Quine y de Wittgenstein. Sin embargo, Quine asume con mucho gusto que sólo la evidencia conductual va a admitirse en su discusión. Wittgenstein, por el contrario, emprende una extensa investigación introspectiva, y los resultados de la investigación, como veremos, constituyen un rasgo crucial de su argumento. Además, en él, el modo de presentarse la duda escéptica no es conductista. Se presenta desde "dentro". Quine presenta el problema del significado en términos de un lingüista que trata de adivinar lo que otra persona quiere decir con sus palabras a partir de su conducta. En cambio, el reto de Wittgenstein puede serme presentado como una cuestión acerca de mí mismo: ¿Hubo algún hecho pasado acerca de mí (lo que quise decir mediante "más" que imponga lo que debo hacer ahora?
Pero volvamos con el escéptico. Éste arguye que, cuando respondí "125" al problema "68+57", mi respuesta fue un injustficado salto al vacío; mi historia mental es igualmente compatible con la hipótesis de que quise decir cuás y, por tanto, debería haber respondido "5".
Honestamente, no creo se ilustre bien el ejemplo recurriendo a la enésima versión del diablo cartesiano, del escéptico humeano, del adicto al LSD que perdió toda noción de tiempo y ser. Con tan añejo argumentario, evidentemente, no se hermanarán Quine y Wittgenstein, empero, sí creo lo haría entender el que, aun empezando uno desde adentro, otro desde afuera; ambos encuentran el mismo carácter conjetural y tentativo a nuestros modos de seguir una regla, cualquier regla, es decir, ambos -y tal vez sin saberlo explícitamente,- dan cuenta del carácter holístico de todo conocimiento puro, esto es, y como cuando nos encontramos a un chavalín preguntándonos por el significado de una palabra y cómo por toda respuesta nos encontramos remitiéndonos a otra entrada al diccionario de uno de los términos implicados en la definición y así ad infinitum si se quisiera; cualquier comprensión de lo que signigica la regla sumar tiene un ámbito de limitado alcance, quiero decir, salvo que sepamos derivar de una forma axiomática y autoconcluyente (como pretendieron en balde Russell y Whitehead a principios del s.XX) qué sea la suma, finalmente, tendremos que dar por (conjeturalmente) asumidas ciertas nociones para poder seguir adelante y hacer la suma, esto es y termino, ninguna de las reglas que manejamos sobre suma o lo que sea sean concluyentes en su definición de lo que hacemos, por el contrario, es una tentativa interpretación de las mismas lo que nos hace creer comprender lo que significa sumar o manejar cualquier otro término conceptual.

2 comentarios:

Todo necio confunde valor y precio dijo...

Estos párrafos de Wittgenstein los entiendo a partir de la diferencia entre consistencia teórica y pragmática. La primera es toda aquella que se estudia la lógica (que suelen caer en las paradojas que la autorreferencia implica), pero la segunda tiene que ver, principalmente, con la antropología y el sentido que toda acción tiene cuando se lleva a cabo. Desde fuera podemos observar un grupo como sigue unas reglas que ellos consideran (haciéndolas) consistentes, y puede resultar que a lo largo del tiempo realicen acciones contradictorias que lo contradigan (sin suponer ningún proceso de reflexión). Lo difícil es ver las transiciones de un tipo de seguimiento de reglas a otras, probablemente mientras no existía la escritura y otra formas de reflejar las acciones, los seres humanos hacían transiciones de este tipo constantemente.

Héctor Meda dijo...

Sí, Juanma, entiendo que ese enfoque complementa y valida al de Wittgenstein, de hecho, creo es aquel por el que se inclina Quine: un enfoque conductista que explica también la naturaleza ilusoria de creerse repitiendo mecánicamente una misma regla.